lunes, 16 de agosto de 2010
La Mejor forma de hacerse rico, encontrar un tesoro.
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Tomoyuki Yamashita |
Cómo vivimos en una época mercantilista y capitalista trabajando honradamente es muy difícil hacerse rico o bien robamos un banco (ya sabemos eso de quien roba a un ladrón.....) o descubrimos un tesoro.
Lo malo de los tesoros enterrados es que cuanto más lejanos en el tiempo más falsos son, pero hay uno que es relativamente cercano a nosotros, unos sesenta años y este sí que está demostrado de su existencia.
El siete de Diciembre de Mil Novecientos Cuarenta y Uno, el Imperio Japonés declaró la guerra a Estados Unidos y sus aliados, mediante el ataque a la base aeronaval de Pearl Harbor en Hawai, este hecho desencadenó que los Estados Unidos entraran definitivamente en guerra contra Japón, Alemania y los estados del Eje, aunque ya habían estado desde Mil Novecientos Cuarenta ayudando mediante material, dinero y alimentos a los aliados europeos.
Una de la primeras cosas que hicieron los japoneses fue adueñarse del estratégico archipiélago de las Filipinas, que estaba en manos de los Estados Unidos desde que fueron arrebatadas a España en Mil Ochocientos Noventa y Ocho, mediante el engaño a los lugareños, diciéndoles que si luchaban contra la metrópolis, serían libres, luego claro, de libertad nada y cayeron bajo el yugo de los americanos, así que el Emperador del país del sol naciente ordenó a uno de sus mejores generales la toma de Filipinas, de esta forma, pudo el General en Jefe Americano de las islas Filipinas MacArthur, lucirse con la dichosa frasecita de "Volveré". La verdad es que volvió, pero dejó allí a casi todo su ejercito en manos de los japoneses.
A mediados de Mil Novecientos Cuarenta y Cuatro, cuando la situación en las Filipinas ya se estaba haciendo insostenible el Emperador Hiro Hito mandó a aquel lugar a un criminal de guerra ( y esta vez si que está bien dicho, o mejor escrito) llamado Tomoyuki Yamashita.
Yamashita resistió el avance americano y aguantó mucho mas tiempo que el General MacArthur, operó con más eficacia y talento que él, en la defensa de las Filipinas, lo que amargó mucho su prometido regreso, y por eso MacArthur no se lo perdonó.
El General Yamashita allá dónde iba se dedicaba a saquear personalmente cuanto oro, plata,piedras preciosas y obras de arte pudiera y se las llevaba consigo mediante camiones militares, incluso llegó a robar un Buda de oro de tamaño natural (la verdad es que no sabemos que tamaño tendría Buda, pero si era tan gordo como lo pintan, debía pesar una barbaridad dicho Buda) tesoro que al día de hoy se calcula su valor en más de 100.000.000.000 dólares (Cien Mil Millones de Dolares, osea una pasta gansa) y lo enterró antes de entregar el archipiélago Filipino en más de 150 lugares ocultos de Filipinas.
Utilizó para dicho menester los mapas oficiales del Servicio de Cartografía del Ejercito Japonés que habían sido previamente plagiados de los del Servicio Cartográfico Americano que parece ser, se le olvidaron con las prisas, al General MacArthur, así que si queréis encontrar dicho tesoro, es fácil, sólo tenéis que visitar esta página y aquí encontrareis los mapas que utilizó "El Tigre de Malasia" que era cómo se le conocía también al General Yamashita. y sólo es ponerse a buscar.
Por cierto en el hipotético caso de que hubiera un Buda de oro, y se encontrara, os imaginais la depreciación del oro en el mercado internacional si se fundiera dicho Buda? Y no digo nada si se encontraran los 150 tesoros, el mercado del oro bajaría estrepitosamente.
Pero encontrar el tesoro del Tigre de Malasia, a través de los mapas es una tarea ardua (sólo hay una persona en el mundo que lo ha conseguido, o por lo menos eso dice él, se trata de un iluminado llamado Alberto Canosa, que dice que tiene un don especial para encontrar cosas y mediante un mapa que le proporcionaron desde la Biblioteca Municipal de Washington, por cierto he estado mirando por internet y sí, existe una biblioteca municipal en Washinton, pero se trata de una biblioteca de "barrio", no de una biblioteca como la de el Congreso de Estados Unidos o como nuestra Biblioteca Nacional, dónde si existen cientos de mapas de todas las épocas, dudo mucho que al pobre Canosa desde esa biblioteca municipal, pudieran mandarle dicho mapa, pero bueno, haremos un acto de fé y le creeremos, además propongo que Iker Jimenez en la nueva temporada de Cuarto Milenio, le traiga como invitado, porque este tipo va a dar mucho juego). así que antes que ponernos a buscar en Bibliotecas o archivos, mejor consultamos con alguien que probablemente pudiera saber de los lugares dónde se encuentra el famoso tesoro,
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Hiroo Onoda |
estuvo hasta mil novecientos setenta y cuatro, escondido en la isla de Lubang, dicho oficial, no era alguien cualquiera, fue entrenado para misiones especiales, y cómo vemos tuvo el valor de no rendirse hasta pasados más de treinta años del final de la segunda guerra mundial.
A Onoda se le encomendó la misión de permanecer en dicha isla y no rendirse nunca, ni siquiera si terminara la guerra o si japón fuera destruido, misión que como vemos mantuvo a rajatabla, hasta que un turista japonés, lo descubrió vagando por dicha isla y dio aviso a las autoridades filipinas, pero todavía seguía creyendo, que su misión no estaba terminada y que no se rendiría , tuvieron que ir a Japón en busca de su antiguo Coronel, que regentaba una librería, para traerlo a Filipinas y que él le diera la orden directa de rendirse y volver a su patria.
A su llegada a Japón fue recibido como un auténtico héroe, pero él todavía tenía el "resquemor" de que no había servido bien a su Emperador. Para el Gobierno Filipino, el teniente Onoda tenía una misión bien distinta a la de "mantener su posición", se trataba de una orden directa del General Yamashita, y consistía en guardar el emplazamiento del Tesoro para que no pudiera robarlo nadie.
El Teniente Onoda , se vió involucrado durante sus años perdidos, en bastantes incidentes, tanto con la policía como con los militares filipinos, como él mismo contó años después en Japón, cuentan que más de 39 policias y militares filipinos fueron asesinados desde el final de la segunda guerra mundial hasta los años 70, en caminos interiores de la Isla de Lubang, sin que se sepa quién pudo ser el causante.
Dicen que el Teniente Onoda al final se rindió porque tenía miedo de que pudieran seguirle y así encontrar el mítico tesoro y por eso decidió volver a japón y mantener la boca cerrada.
Así que ya sabéis si queréis encontrar el Tesoro del General Yamashita daros prisa porque Onoda tiene cerca de 90 años y ya está casi al final de su vida.
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